Sunday, August 17, 2008

La llamada de José















Foto de Guatiguará/Piedecuesta

En una casa así, vivía José.



- Amigo. Soy José. ¿Se acuerda de mi?

- José?

- Sí, el que lo recibió cuando andaba tomando las fotos por los lados del Magdalena Medio.

- José! ¡Qué gusto, dígame!

- Mire, lo que pasa es que me va a tocar irme. Me amenazaron en el barrio y no se para donde ir. Quería ver si usted me puede regalar algunas de las fotos que tomó. Yo andaré por su ciudad el domingo

- Claro, José! ¡Me llama y le doy un CD con las que quiera.

El periodista no volvió a saber de José hasta casi 20 días después. Lo mataron cruzando el río, junto con la mujer que le acompañaba cuando lo conoció. Una mujer de tirar pico y pala en la construcción de un camino. Ahora, sólo quedaban sus fotos y la historia sin contar.

Unos dijeron que fue la guerrilla, otros que los paras que estaban cansados de que el líder se tomara tan a pecho la labor que le había encomendado la comunidad. Otros, se atrevieron a sugerir que había sido su propio vicepresidente de la junta vecinal, quien lo acusó con la guerrilla de andar haciendo pacto con los paras.

De distintos modos la gente hablaba en susurros y cambiaba la claridad de su mirada cuando el reportero preguntaba qué era lo que había pasado.

El tiempo fue el que pasó y a veces, cuando el periodista se quedaba solo frente a un computador prestado, en esas tardes de domingo en que ni siquiera las gotas de la ducha habían tocado su cuerpo, le recordaba, cada vez con menos frecuencia pero con el mismo sentimiento de culpa que le rondaba la cabeza y le estrujaba el corazón.

¿Qué habría pasado si le hubiese ofrecido su casa cuando le habló de la amenaza? ¿Y si le hubiera preguntado un poco más sobre lo que le dijo al teléfono? ¿Por qué dejó que le cortara tan rápido la noche de esa llamada? ¿Por qué esperar al domingo? Ese domingo que llegó y le pasó inadvertido y no le echó de menos.

Una más de las tantas historias que nunca contaría. Una de tantas vidas truncadas que engrosaban la estadística en esa guerra que los gobernantes declaraban que no existía. Otro informe oficial que hablaba de una muerte producto de la delincuencia común en los archivos policiales. Un robo a una persona quién sólo había tenido un techo de latas y un piso de tierra para ofrecer cuando el periodista tomaba las fotos, financiado por un organismo internacional.

Ahí estaba el periodista que cada vez menos historias contaba. Que miraba a lo lejos, desde un escritorio, como la muerte seguía apoderándose de la vida. Ya llegaría el lunes para dejar la ‘pensadera’. Al fin y al cabo, había muchas cosas que hacer para seguir produciendo.

Y le quedó rondando una frase de una película que repitó poco antes: "Pero un día descubrí que todavía podía hacer algo para estar completamente vivo antes de estar definitivamente muerto, entonces, me puse en movimiento"

11 comments:

Paco said...

Los asesinos son los que son compa. Ahora, la refelxión es más qué válida... ¿cuánto nos implicamos?, ¿què tan coherentes somos? Nunca lo somos lo suficiente, de hecho, pero hay que seguir plateándoselo.
Un abrazo parce

veronica said...

Cesar: Hoy en la mañana y desde hace un tiempo parte de mi rutina matutina, me metí a tu blog,y encontré esta reflexión, que me hizo recordar como me sentía cuando nos "encontramos", haciendome las mismas preguntas que se hace este periodista. La sensación de haber podido hacer algo, pero no haberlo hecho,por muchas razones, algunas pueden ser válidas y otras no tanto. El pensar que una persona que lucho se fue de este mundo con dolor. Y yo no estuve ahí. Es díficil encontrar el consuelo, yo trato de mirar hacia adelante, seguir amando esta vida,que a veces duele. Ojala este periodista siga contando historias, y va a ver como un poquito de José revive cada vez que lo hace, y junto con eso la esperanza, en los muchos que como José viven su día a día nutriendosé y viviendo por defender lo que creen. No estamos libres de faltas, pero empezar a reconocerlas es el primer paso para despertar. Un abrazo.

Unmasked (sin caretas) said...

Paso a darte un abrazon, luego te leo.

:)

Petra

opd tanto tiempo, estimado cesar. :)

César-in said...

PACO... Hay que seguir, es verdad, hermano. El asunto es lo que estemos dispuestos a dejar de lado por conseguirlo. La vida nos impone un ritmo cuando queremos ser coherentes. A veces se nos cansan las piernas, pero hay que meterlas en agüita y seguir cascando.
Un abrazo, mi bro…

VERÓNICA... José se fue, Verónica, y no volverá. Sólo vive en el recuerdo de ese periodista. No hay consuelo para ello. Él era un hombre común, que tal vez no dio tantas luchas como sugieres, que trató de hacer cosas buenas por su comunidad, pero tal vez no supo desarrollar las estrategias para lograrlo. El asunto no es cuánto hizo sino que lo mataron.
Ahora, el asunto es cuánto hace uno y cuánto tiempo esperará para comenzar a hacerlo.
Un abrazo.

UNMASKED (SIN CARETAS)... Mi querida Petra. “Demasiado tiempo, demasiado”, como dice el poeta, pero el suficiente para seguir recordándote. ¿No volverás al blog?
Otro abrazón para ti.

Anonymous said...

Donde andabas???
perdi tu correo electrónico....

como van las cosas para venirte....

Que fuerte relato el tuyo......y pensar que eso que escribes....siendo algo tan horrendo ...se traslada a veces a cualquier acto que uno comete a diario en la vida...

Moni

veronica said...

Cesar: Estoy de acuerdo que lo importante es qe lo mataron y el periodista fue un testigo, como todos somos testigos. Yo sé que los muertos no vuelven, los que mueren de cuerpo ni los que se mueren de alma. Pero no los podemos olvidar, porque estoy conciente que con mi silencio me hago complice y me lleno un poco de sangre también. Y huele mal, muy mal.
Un abrazo.

Faracita said...

Ufff...complejo eso de aprender hasta dónde involucrarse... pero no se cumple, que no saca nada...

Ya vendrá otra oportunidad, esa de devolver la mano... no sé...

Uff... nada... la muerte q a veces gana...

César-in said...

MONI… Ando en las vueltas de la vida. En recodos del camino, tratando de que las cosas marchen. Eso de irme está cada vez más complicado. No sé si me gusta el Chile que veo desde acá. Tal vez sea una de las principales razones para pensar en volver… ya veremos qué pasa.
Y sí, a veces miramos las borrosidades de la vida desde lejos sin saber que las tenemos dentro.
Un gran besote, mi hermanita chica, espero que tú y tu gente estén bien.

VERONICA... Bueno, pues ya ves. Ahí vamos viendo…

FARACITA... Ya veremos si las cosas se dan. Mi deuda es con lo que pasa. Con aprender a concretar las historias para que no se pierdan y no se queden en relatos.
Y la muerte siempre gana, el problema es cómo lo hace…
Abrazos.

Anonymous said...

Tienes razón César, en ocasiones dejamos de sorprendernos y preocuparnos por las cosas que nos cuentan, que vemos, que sabemos y que deberíamos mostrar. Vivir en un país en el que la cotidianidad está matizada por historias violentas e inhumanas por un lado y por el otro lleno de historias vacuas y figuras de portadas de revista hace que nuestra mente se anestecie. Menos mal, hay espacios y gente que nos sacan de ese letargo.

juan said...

fotos que también se llevará el olvido

César-in said...

MAMBA NEGRA... Mi Peque, ¿y cuando uno sale del letargo qué hace? Me pregunto yo. Hay una vida que está por vivirse y a veces esperamos a que sea demasiado tarde para que realmente sepamos en qué consiste.
Sigue pasando que me gusta verte en este paseo.

JUANMOSQUERA... ¿Crees que el olvido se ha llevado algo, Juan? ¡Si sólo fuera el olvido! Hay que ponerse en movimiento…