Sunday, December 14, 2008

Oro, quería el cabrón

Saliendo del Cerro Rico. Las cooperativas de mineros son ahora las que administran. ¿Y qué dice la gente?


Estoy en Potosí, donde convergen y persisten millones de historias en que ni espejitos les dieron para llevarse todo. Y cuando digo todo, casi que me atrevo a decir incluso la dignidad con que al menos se excusaba la inocencia. Veo en las calles los rostros curtidos por el clima, el taxista tratando de ver si por gringo te roba 50 centavos de dólar, y el vendedor o vendedora de la calle que ofrece gorros con el logotipo de NIKE en 1 dólar más de lo que sabe que vale.Y en el horizonte, el Cerro Rico, exprimido hasta más no poder, ahora arroja minerales que en el mercado internacional no pesan lo que antes. De todos modos, sólo acabo de llegar. La gente sigue siendo amable. Sigue sonriendo ante una palabra cómica. Sigue mirando con recelo, pero con ganas de ser quién gane, aunque sean unos cuantos centavos...¿Deliro? ¡Tal vez, mi hermano! A veces la resistencia se resiste a seguir el camino correcto.
Leo y me cuentan parte de la historia, y me pregunto las verdaderas razones de la lucha por la independencia. Un montón de criollos, mestizos, algunos hijos bastardos que viajaron a Europa y se educaron con la consecuente visión de libertad que allá se habían inventado.
Aprendimos, sí, los mestizos, la perspectiva del desarrollo que luego se ha impuesto en el mundo. Esa que sacrifica a unos millones para beneficio de unos cuantos. Esa que hace de la explotación una constante que se nos mete en los huesos como una roca inamovible que siempre ha estado allí: La explotación de los recursos naturales, la explotación de las personas, la explotación de la estupidez y el servilismo humano que parece tener una veta inagotable.
Terminamos reproduciendo, de una manera u otra, el esquema que decíamos combatir. La independencia nos sirvió para expulsar a los explotadores y convertirnos en lo mismo, pero de poca monta. Nos movimos demasiado tarde, cuando ya no quedaba nada. ¿Oro quería el cabrón? Plata, tendría que decir en Potosí, donde ya sólo se saca estaño y zinc del Cerro Rico, donde surgió la explotación minera de América Latina.
Dicen que lo que se llevaron de acá financió el desarrollo de lo que es la Europa de hoy. Que supera con creces lo que se llevó Alejandro Magno, de los tesoros persas. Que así como se podría construir un puente que atraviese el Atlántico, de plata maciza, también se podría hacer uno con los huesos de las personas que dejaron su vida en las minas.
Y a eso aspiramos los criollos que queríamos ser europeos. Que miramos con recelo al indígena y que hasta ahora lo criticamos por flojo, borracho y vivo. Eso es lo que me han dicho los mestizos de Bolivia sobre los descendientes de los pueblos originarios cuando por a, be o ce sale el tema. Lo mismo me dijeron en Ecuador. La misma mirada existe en Chile, donde se hizo un ‘mejor trabajo’, exterminando casi por completo las culturas autóctonas y hasta los más concientes siguen pensándose mejores que los países vecinos.
Y la resistencia se vuelve una lucha por lo mismo. Una lucha por vencer o ser vencidos. Una lucha por la imposición de la mirada, o al menos de la oportunidad. Reproducimos el esquema de la fuerza, y si tenemos el poder lo aprovechamos, porque “aunque sea por una vez, que seamos nosotros los que nos impongamos”.
Y en ese camino vamos. Creyendo que podemos hacer algo. Tratando de Gobernar para cambiar el mundo, pero seguimos intactos por dentro, sin cambiar un ápice la motivación de nuestros huesos para levantarnos por la mañana. Seguimos siendo los mismos, con distinto rostro, pero en el fondo los mismos. Enredados en la falacia de un mundo que nos encandila peor que los espejitos, haciéndonos creer que decidimos.
Espejito, espejito: ¿Quién es el más bonito?

9 comments:

Anonymous said...

Lindas fotos, pero cuánta tristeza
escondida en esa tierra cuya entraña generosa fuera explotada
a base del trabajo, el sudor y la
desesperanza de esos ingenuos hombres, que alguna vez creyeron en espejitos o que simplemente, fueron avasallados,
despojados de toda su dignidad,
deshumanizados, maltratados a ultranza...
Cuánta riqueza llevada allende los
mares, vistiendo de gloria y esplendor a Europa.!
Vale un potosí, decían, o vale una fortuna...
Ya no queda nada de esa gloria efímera. Las minas están exhaustas, la oodicia se agotó.
Sólo queda el rencor y la suspicacia en la mirada de ese
indio, que ya perdió la inocencia..
Qué triste me parece hoy Potosí,
con su tierra envenenada, cansada...
Ya no vale un potosí... ya no...
Desde mi tierra, que ya ha sido
alcanzada por la mirada del buitre... o del halcón...
Igual que cuando la conquista..!!!
Baby























































































Baby

Anonymous said...

Anonymus soy yo,
Baby

Paco said...

Ay parce... aunque estás quejoso, entiende que hay que digerir los textos que tienen miga. Potosí es símbolo y muestra de la desmemoria. El modelo occidental impuesto empieza a resquebrajarse pero el sistema es terco y se niega a entender. Hoy leía que los manifestantes de Grecia son 'terroristas' o 'guerrilleros'. No pueden entender que la gente se mamó, al menos una parte de la gente, y está reaccionando con menos violencia de la que los Estados y las empresas ejercen todos los días contra nosotros. ¿No es violencia la vida impuesta a los mineros o el sálvese quien pueda que hace que crieollos o indígenas o afros se deboren entre si en lugar de apuntar las baterías contra el verdadero enemigo?
En fin, gracias por compartir parce.

César-in said...

BABY... Gracias por seguir pasando. Y sigue valiendo un Potosí, lo que pasa es que cuando uno se fija sólo en el oro, piensa que el resto de las maravillas no tienen valor. El asunto es dónde pongas el énfasis del valor que le das a las cosas.
Y Potosí sigue valiendo lo que siempre ha valido. Un tesoro que se encuentra en los corazones simples que vale la pena resaltar.
Hay que ser capaces de desenterrar esa dignidad extraviada y tratar de recuperar las formas diferentes de relacionarse, que siempre han estado allí. Dejar de mirar con desconfianza al que viene de afuera, pero sin entregarse a promesas sin peso y sin valor.
¿Dónde ponemos el valor nosotros? ¡Esa es la cuestión!

PACO... mi bro. Entiendo que esas cosas son producto de algo. Claro que con un amigo hablamos más de una vez que “a la gente le importa un culo lo importante” ¿Recuerdas? Y esa frase es tuya.
Y bueno, la verdad es que claro que es un lugar con historia, ¿por qué crees que estoy acá y no donde mataron al Ché? Pero eso no quiere decir que porque entendamos de dónde viene la desmemoria y de dónde se genera la forma de devorar a los otros quiera decir que lo complazcamos y seamos condescendientes con ello.
Y no le temo a la violencia en forma de legítima defensa, eso ya lo sabes tú, pero tampoco creo que debamos ejercerla como única forma de relacionarnos con el mundo. Se trata de cambiar la forma de relacionarnos también, y eso me parece a mí que es una cosa de fondo. Volver a la relación colectiva de confianza y establecer cambios reales desde adentro, contagiando con el ejemplo y hacer conciencia de lo que hemos mal aprendido.
De que lo comprendo, lo comprendo… ahora hagamos algo para hacer evidente esa sinrazón, a ver si a partir de comprender y opinar sobre ello, logramos que esa acción sea motivada y ejercida desde otras trincheras que nos abran caminos para el cambio desde el ejemplo.
Gracias por pasarte por acá… un abrazote apreta’o…

Anonymous said...

Amigo: se vive día a día, no sólo por haber matado nuestros ancesctros, sino que hoy, en el presente, en la vida diaria cuando nos dejamos vencer por alguien o cuando vencemos nosotros a nuestros pares en una lucha constante por ser mejor y más que el otro.
(ahora si)

César-in said...

Katia... Te veo activa por acá, y te lo agradezco.
Yo no lo veo como una lucha por ser mejor o más que el otro. Esa es la lógica que nos tratan de imponer, pero yo al menos me resisto.
Mi lucha es conmigo mismo, en realidad hace rato que no tengo referentes externos en la lucha que doy a diario.

veronica said...

César: Aunque no he viajado mucho por sudamérica conozco el dicho de indio flojo, vivo y alcoholico, para esconder los bajos sueldos y el trato desconsiderado. No digo que lo índigenas sean santos, pero una generalización tan cruda es un insulto indecente. Gracias por acercar estas reflexiones, que nos recuerdan los gobiernos que nos hablan de democracia, pero siguen conservando una sociedad marcada por la diferencia de clases. Será alguna vez distinto, espero que sí, pero, (saliendome un poco del tema) en estas fechas cuando nos seguimos enajenando en las navidades de regalos que nos han dicho que traen felicidad, me desesperanzo. Antes de Europa le trajeron espejitos a nuestros ancestros, ahora nos metieron al viejo pascuero, que mas que alegría nos trae sufrimiento. Y para los que somos cristianos debía ser el cumpleaños de jesús, que como tal se celebra con lo que se tenga, o se pueda.

Araceli Esteves said...

Un texto muy lúcido. Es curioso que hoy venga a aparecer en tu blog por una de esas casualidades que propicia internet.Digo que es curioso, porque justamente hoy usaba una expresión muy española "vale más que un potosí" al respoder a uno de los comentarios en mi blog y me dio por googlear Potosí y comprobar lo que queda de las legendarias minas de plata que los españoles expoliamos con saña.

César-in said...

Verónica… Si no es de una manera, de otra, seguimos reproduciendo esquemas estereotipados en nuestra forma de mirar a los demás (llámense indígenas, gringos, europeos, argentinos, etcétera) y de alguna manera cuando exacerbamos la diferencia en nuestro favor, es porque solemos ser indulgentes con nosotros mismos. Yo no se si a mis ancestros les trajeron espejitos o mis ancestros les trajeron espejitos a los primeros habitantes de esta tierra, pero lo que sí se, es que mis contemporáneos siguen permitiéndose arrebatar por la fuerza y el uso del poder, las cosas que son más importantes, como la dignidad y el derecho a ser y comportarse distinto… Y respecto de la fiesta a la que te refieres, para mí no pasa de ser una tradición que sólo tiene importancia cuando mis sobrinos abren los regalos (aunque sea una pelota saltarina).

ARACELI… Desde ese pasado que te espera se entretejen nodos que tienden a cruzar nuestros hilos para ir formando esa red que nos encuentra. “Vale un Potosí” sigue siendo vigente, aunque luego de 500 años sacando la riqueza de la tierra, debajo del Cerro Rico, lo que queda es poco.
Pero queda la energía de millones de trabajadores que siguen siendo parte de la historia que se escribe. Y lo que se diluye es la lucidez de reivindicar lo que es justo. Eso no es ni mi culpa ni la tuya.
Gracias por pasar… bienvenida.